POEMA PARA TIRANOS - prólogo por El Sonriente Funebrero

El sueño empezó un día en que salí temprano de la fábrica. El sol pegaba con todo en Parque Patricios y no tenía ganas de volver a casa. Me tomé el subte y fui para Villa Urquiza. Había cobrado y no dudé en ir a la mejor librería de la historia, esa que tenía un olor a incienso exagerado, libros siempre inquietos y personas rojas como el fuego detrás del mostrador. 
 
Después de unas horas entre charlas y mates, cuando estaba por irme, agarré un libro grande de tapa celeste que me llamó la atención. Era pesado. Debía tener unas ochocientas páginas. No conocía el nombre del autor ni de las tres novelas que venían dentro. Mi amigo me dijo que le habían hablado mucho de ese escritor, y que, aparentemente, era uno de esos que “hay que leer”. Pagué y me fui a la estación. 

Faltaban cinco minutos para el próximo tren. Saqué el libro de la mochila. Jack Kerouac: En el camino, Los subterráneos, y Los vagabundos del Dharma eran los títulos. Empecé con el primero y no lo largué hasta llegar a La Plata un par de horas después. Lo terminé en cuestión de dos o tres días. Quedé deslumbrado. “En el camino” era el libro perfecto, y el mejor que había leído hasta ese momento. La cadencia, la profundidad, el viento en la ruta de vidas sin tiempo... Quien lo haya leído, me entenderá. El que no lo haya leído, que corra a hacerlo. 

Esa fue nuestra puerta de entrada a la generación Beat. Leímos todo lo que pudimos. La librería amiga trajo todo lo que se conseguía, y lo que no, lo mandábamos a traer desde España por un holandés enloquecido que nos narraba historias de contrabandos transocéanicos que algún día serán contadas. 

Devoramos a Burroughs, a Ginsberg, a Corso. A Ferlinghetti lo conocimos en un Rescatate! de la banda platense Don Lunfardo y lo leímos en City Lights, publicado en conjunto por las editoriales independientes Nauseamundo, Abdulah y NMS. Leímos los autores que los inspiraron. Leímos cuentos de Bukowski en los que hacía referencia a ellos. Un raid de libros como un viaje espiritual.

Recién ahí, tarde tal vez, nos dimos cuenta que no conocíamos las voces de las mujeres que habían formado parte de esta generación. No todavía. Entonces empezamos a investigar. Muy poco material había publicado, y menos aún traducido. Este libro que impulsamos desde Lxs Confines intenta reparar parte de esa invisibilización. Una selección de poemas de ocho autoras que participaron de este movimiento histórico de la contracultura estadounidense. 

POEMA PARA TIRANOS es, entre otras cosas, el sueño de un grupo de escritoras transformado ahora en nuestro sueño.

El Sonriente Funebrero



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